Sé que el hombre nuevo se encuentra muy cerca de mi,
me acaricia el lóbulo de la oreja y sopla vientos tras la nuca.
Sus frágiles manos son ahora más seguras.
Sabe exactamente cuales son los caminos del corazón,
y al mismo tiempo deja siempre la puerta abierta.
Parece serio, pero ríe a carcajadas. Carcajadas que nadie escucha y a nadie derriba
y se aproxima al moribundo
para enterrar toda desdicha
Sabe cual es el ocaso del enemigo
y también sabe quién es el hombre, la mujer temerosa que se levanta
y que todo su cuerpo vibra
Da un paso hacia el pánico y lo deja atrás.
El hombre nuevo a veces cae de espadas
muy despacio
como a cámara lenta
y siempre se vuelve a levantar
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