viernes, 29 de septiembre de 2017

Hay que escribir un poema diario

 Moloch, no puede obligarme a renegar a hablar a los del futuro.
Hay que escribirlo,
aunque sea en la puerta de los váteres de la fábrica o la oficina,
con todo el dolor el mundo,
en el mismo lecho de muerte,
aunque sea con el gran puñal clavado en el pecho.

Hay que hacerlo.

Narrar los hechos. 

Qué salga toda la soledad de los hombres a través de sus pústulas
y quede impresa en los libros y en las piedras de los cementerios. 
Cualquier pared vale, 
cualquier servilleta de papel nos enlaza al porvenir.
No volveremos al silencio fácilmente,
ahora, justamente, cuando estábamos aprendiendo a hablar. 
No volveremos a callarnos como idiotas. 

Ha de costarnos la vida, por supuesto, volver a ser los mudos.

A Nosotros, 

a los que hicimos el canelo durante siglos, 
-aunque lo sigamos haciendo,-
pero ya no es lo mismo. 

A mí. 



 





 


jueves, 14 de septiembre de 2017

El Partido Poético

Ustedes creerán, que en el Partido Poético,
las reuniones se hacen en torno a una botella de Amaretto,
y que las palabras, que salen de las bocas de las pobres quimeras,
tratan de buscar los resquicios de las ventanas
para salir a los cielos, disfrazarse de globo inmenso,
siempre susceptible a desinflarse. 

La palabra quiere ser vista.
Situarse en los aires, para ser contemplada por todos,
pero lo que quiere de verdad,
es tocar la tierra.
Ser tangible.

Ustedes creerán que los poetas, azules,
un millón en todo el mundo, salvo los presos y los muertos,
fuman en pipa y se afeitan cada tres días.
Creéis que juegan con la metáfora,
que son puro residuo,

Quizá se equivocan.

En el Partido Poético se habla de cosas serias.
De las mujeres, por ejemplo.
De la que está por llegar.

Ya lo dije ayer, el poema está obligado a ser.

Que es si no el parque la escuela la vivienda pública, la biblioteca,
que es si no, Nuestra Señora.
Un poema.
El invento del poeta.
Y ha llegado para concretarse.

Peor para la realidad si el poema se queda en sueño,
en palabra cifrada,
horror si el poema fija su residencia en la Nada.

El poema son los hechos.

Y más que en el aire,
la poesía,
ha de establecerse en el mismo centro de la ciudad.

¿Qué te importa si la palabra, el invento, Nuestra Señora,
desarrolla su labor en una oficina?






Siento a la lengua del abismo acariciar mi estómago desde lo profundo.

Entraré en la farsa de la madurez, una vez muerto el joven al que yo amaba tanto.
En el deslizamiento, en ese dejarse caer del cuerpo, a pesar de toda oposición.

La gravedad ordena.

Así que tengo la urgencia de ir acabando algunas cosas.
Lo que sospechaba se confirma:

Usted es de goma.

Por lo que sé, usted comenzó a estirar su cuerpo hasta el continente, atravesó el océano elásticamente.

Usted es un hombre,

¿o acaso el imán y la mentira del hombre no enredaron tus pensamientos?

Si abres la boca, estoy seguro de que brotará un barbudo de entre tus labios, por ejemplo.
Quizá un salvaje.

Por lo demás, el resto es un grito de desesperación, por supuesto,
pero sobre todo una broma inconcebible para el hombre.
Puedo escuchar la risa brutal del universo.
Sólo es eso, una carcajada enorme.

¿Y que soy yo?
Soy usted. El lugar donde todas las fuerzas del universo están en juego,
donde el cuerpo siempre pierde,

pero eso, ya lo sabemos.

miércoles, 6 de septiembre de 2017

Los poetas se presentan a las elecciones

Bien.
¿Y por qué no?
¿Por qué íbamos a dejar las instituciones en manos de
 los enemigos de la poesía?
Para qué hemos nacido sino para expandir la poesía a todos los rincones de la vida.
¿Qué es Nuestra Señora, sino el dulce poema?

Altazor, se equivocaba.

Un poema, está obligado a ser.

Apuntes sobre Nuestra Señora (de Pablo)

Nuestra Señora no es la exiliada,
ni busca refugio ni trabajo en nuestra gran ciudad.

Ha llegado, simplemente, porque era su tiempo.

Otra cosa es que la multitud la apedreé .
Que aparezca muerta en la cuneta,
o quede olvidada en el cajón del olvido.

Pero la realidad es muy tozuda.
Moloch, es una de las fuerzas.

Ha de arrastrarte, querida, como a mí.

¿Dispones del dinero suficiente. para escapar de él?

Ni la fuerza de la pasión por la vida, ni tu alegría,
ni la potencia de tu imaginación,
son lo suficientemente poderosas para alejarte del monstruo.

Ese enorme atractor que nos destroza.