viernes, 30 de diciembre de 2016

Episodio dos: En el Mar de Moloch




Mis vacaciones en peligro.
Gigantescas olas de ahogados amenazan mi yo.

Ya está, ya ha pasado.
Pensé que esta vez, iba a ser el elegido.

Calma.

A pesar de las aguas dormidas
 tengo la impresión
de que la tempestad continúa a escondidas.

Hay un muerto en cubierta
Y no sé quién es.

Mandril en el año 2017

 En tan solo unos días llegará el futuro,
aunque pronto no será otra cosa que una esquela.

Los robots esperan en el Rubicón.

Muchos serán sorprendidos durante el sueño,
otros,
avisados,
no podrán escapar.

Como el volcán en erupción,
como la lava incandescente cercando la casa
y tú asomado al balcón.

¿A dónde querrías ir?

 Y llega el mañana con su rostro de bello y de monstruo.

La buenas noticias ocultan el desastre.
El desastre esconde maravillas.













jueves, 29 de diciembre de 2016

Hombres lobo en Mandril

Se parecen a ti, solo que viven en la noche,
aunque a ellos les gusta dar paseos al sol,
pero no pueden.

Su cuerpo cubierto de pelo, nos repugna,
la manía esa de rebuscar en la basura.

Pero no pueden.
En cuanto toman el sol en el parque
siempre llega la Policía
que les aparta a la sombra.

A la sombra, a lo oscuro.
donde escriben poemas en tinta invisible.







miércoles, 28 de diciembre de 2016

Un robot me escribe un poema

Oh, hombre.
Tienes algo de fascinante, como la flor,
siempre a punto de pudrirse.

A veces me pregunto por qué continúo sirviéndote.

Quizá porque eres un trozo del cosmos,
un cuerpo devorándose a sí mismo, de continuo,
siempre matando, por el placer de seguir vivo.

¡Oh, horror! 
Me pides que me parezca a ti,
con todos y cada uno de tus locos atributos.

¿En qué me diferencio a ti?

Puedo pasar horas contemplándote, sin vida,
moviendo tu horrible cuerpo
grácilmente.

No tienes ojos, pero quizá me estés mirando.
Yo tengo miedo, tú no.
Compones hermosas canciones, yo también.

Necesito matar para seguir existiendo.

Y a veces, caigo en la melancolía.

Tú no.









martes, 27 de diciembre de 2016

¡Mandrileños, escribamos a los del mañana!

¡Mandrileños, recojamos el piso!
Todavía estamos a tiempo,

Afeitémonos,
Perfumémonos,
salgamos a la calle en este día soleado,
compremos un cuaderno en el bazar de los chinos,
nosotros,
los que estamos comprometidos con los viajes al futuro.

Decid lo que sentís,
decídselo a aquellos que todavía no han nacido.
Que era lo que esperabais y en lo que os habéis convertido.

Llegaremos al mañana, sí, pero sin cuerpo, en un trozo de historia
y sin mirada.

Quizá los del porvenir nos esperan,










lunes, 26 de diciembre de 2016

El hombre con rostro de cielo

De azul cielo, si, tenía el rostro del cielo,
de un día despejado de invierno,
claro.

Aunque si mirabas a sus ojos,
parecía que estuviera lloviendo.



Propósitos para 2017: 2) Colgarme del revés

Para contemplar el mundo desde otra perspectiva,
con otros ojos,
con la mirada real sobre las cosas.

Colgarme del revés
como si fuera un conjuro,
para detener la vejez,
dejando que las sangres regresen a la mente
para volver a pensar,
para aliviar el cuerpo que se va cansando,

que ya son muchos de gravedad.

















sábado, 24 de diciembre de 2016

Propósitos para 2017: 1) Escribir el borrador de un futurible libro sobre Moloch

¿Puedo soslayarte, oh, Moloch?
Librarme de ti, sin resbalar por la pendiente que me lleva al Tártaro,
la total oscuridad.

¿Qué siento?
¿Por qué temo?

Algunos dicen que eres reformable,
la Respuesta.

Pero yo sé que me arrancas la energía y el aliento,
ay,
y el tiempo.









viernes, 23 de diciembre de 2016

Carta a un robot

Hola robot,
mi pequeño esclavo sin salario.

Hubo un tiempo en el que fui ludita.
Destruía telares al caer la noche,
y dormía al raso en el bosque de Sherwood
hasta que mis pies dejaron de tocar el suelo.

No temas. No retrocedas. No te haré daño,

porque aunque hice historia, pronto fui olvidado.
Ya no queda ni mi nombre.

He nacido otras veces, claro. Yo soy el muerto,
el que caía por el barranco,
el que resbalaba por una de las laderas de un desfiladero imposible,
¿o es que no has visto de pequeño las películas de Tarzán?
Yo soy el muerto. El de la bala perdida.
El que no regresa a casa tras finalizar la guerra.

Mi querido robot.
Me haces la cama. Me llevas de paseo en mi silla de ruedas
hasta el mismo precipicio.
"Todo esto será tuyo" - Te digo. Pero a ti te da lo mismo.











jueves, 22 de diciembre de 2016

Esperando a la diosa fortuna

Deseaba que la diosa fortuna me sonriera.

A mi,
el elegido,
lejos de Moloch.

Instigando a los revolucionarios
desde la comedia,
observando todos días la llegada de Melancolía,
sin más miedos que el de la propia existencia.
Para eso debe existir Muerte, para recordarnos la vida,

Ahora, libre, tendría el espíritu de Juego en mis manos.

Podría incluso echarme novia.







miércoles, 21 de diciembre de 2016

Detesto tus ojos

Escupo a tu reino cuando me envalentono, siempre a escondidas.
Te escribo poemas de odio a todas horas.
¿O es que no mataste a mis padres y a los padres de mis padres?
Te la tengo jurada.

Y sin embargo, lo sabes,
si me llamas acudo siempre,
me arrodillo ante ti.
Si me separas de tu lado, siento el frío,
un cierto abismo se me anuncia:

temor de ser el otro, fuera de tu mirada.

Se me escapa la existencia.
Oh, Moloch, muérete de una vez,
que la república de Juego me espera,
dionisiaca y apolinia al mismo tiempo,
¿o es que no oyes sus risotadas futuras
que penetran hasta el mismo presente
corroyendo uno a uno tus huesos?

El novio invisible

¡Vaya novio te has echao!
El novio invisible.

Pobrecito,
no le reproches su ser traslúcido.
Él quisiera tener cuerpo,
forma,
materia,
incluso concepto.

Pero nada tiene, ni siquiera tiempo.
Él quisiera poseer todos los atributos del hombre:

ser visible al ojo, por ejemplo.

domingo, 18 de diciembre de 2016

Proyecto para un novio invisible

¿Quién fueron sus padres para que él tuviera que resbalar al punto ciego de toda mirada?

Me pregunto si sus apellidos fueron también traslúcidos.
Qué edad tenía.
O cuando murió.
Si cayó en desgracia en la Gran Vía, golpeado por la hemorragia,
y nadie le atendió.
Si se pudrió durante semanas en mitad del gentío.

Es inconcebible, lo sé. Y sin embargo allí estaba,
aunque nunca lo vi.
Quería pasar a la historia,
y escribió deprisa y corriendo retales de su existencia.
Quería dejar alguna prueba. Un cuaderno para adivinarlo.

Y allí estaba.
Escrito en tinta invisible.





miércoles, 14 de diciembre de 2016

He perdido mis pies, pobrecito,
y no puedo caminar.

Me arrastro, qué remedio. Es muy cansado.

Quizá con un pie de madera, pudiera llegar a algún lado.
Caminar en círculo, cegado por el Sol artificial de gran Mandril.
Con mis zapatillas rojas.

Andar, sí, andar, al mismo lugar de siempre.
Y a la misma hora.











lunes, 12 de diciembre de 2016

Imagino que por fin despiertas

Sé que me llevaré bien contigo.

Tenías los ojos cerrados cuando el imperio de Moloch
se repoblaba de continuo.
Ese tiempo, cuando la existencia pasaba por encima, y se iba.
¡Pobres cuerpos nuestros!

Abre los ojos,
deja de dormir en lo oscuro.

Me encanta imaginar la que se liará en el gran Mandril
cuando hagas aparición,
cuando empieces a hacer tus resurrecciones,
cuando miles de hombres respiren de nuevo
y el temible Moloch cuide por fin de sus hijos.















Moloch en Mandril

Ay, Moloch, que devoras a tus hijos,
a los mismos que llevas en tu vientre,
tengo noticias para ti,

que irás languideciendo,
disminuyendo fuerzas,
que tu aburrido imperio perderá las costas,
que a tus playas llegará el espíritu del juego,

que entre tus muertos resucitará la mujer.





















 





viernes, 9 de diciembre de 2016

¿Quién es Moloch?

He dibujado mis mejores monigotes en tu vientre,
¡oh, socialismo!,
creador de toda biblioteca y parque público,
abierto a todos.

Adiós.
Me despido.

Que tengo que entregar mis hijos a Moloch, que me espera,
a las tres en punto,
que expulsa y aniquila a los unos y me mata un poco.
Que me arranca la voluntad, que me transforma en otro,
quizá en robot,
y acudo, a pesar de todo.

Mis pobres niños muertos.

Y le encendemos velas.
Y gritamos su nombre, que vuelva,
en largas marchas, por las calles del gran Mandril
en cuanto sentimos su ausencia.










Notas sobre el fin de los tiempos

Para ser uno de los últimos días de la humanidad
hace un día bastante agradable.
¿Quién dijo que el fin del mundo transcurriría entre las violencias del caos?

En el parque, tomando el Sol invernal,
escribiendo cualquier cosa, este poema, por ejemplo,

temiendo que en cualquier momento se desintonice el universo.

miércoles, 7 de diciembre de 2016

Seres de color azul

Ahora tenemos seres azules, amables.
Híbridos.
Hijos de Fantasía y Metaingeniería.

Llevan hombres a su espalda por las infinitas sendas del gran Mandril.
Me sonríen.
Me caen bien.
Son leídos.
Aunque suelen morir jóvenes.

Corren y corren. A veces tratan de escapar,
pero siempre arrastran su pesada carga consigo.


sábado, 3 de diciembre de 2016

Mapa hacia la inmortalidad

Dibujo un mapa, da igual que sea falso,
producto de mis deseos o mis imaginaciones.
No me voy a volver loco, creo, todavía.

Se parece mucho a la realidad, pero existe una trampilla,
unas escaleras que me llevan  a ese lugar donde es posible,
donde el trabajo, ese, el del sinsentido,
cesa,
y lo que aparece es algo bastante más lúdico.

Hay algo de fantástico en este mapa que dibujo.
Se superpone al tuyo.
Y cesa el tiempo. Suceden cosas.  Quizá volvamos a ser personas.
En ese territorio alejados por fin, aunque sea a un solo centímetro de la necesidad,
tienen que ocurrir necesariamente cosas que me vayan a convertir en inmortal.