jueves, 30 de enero de 2020

Del yayo (1)

Del yayo nada recuerdo

ni siquiera si me tuvo en brazos en algún momento
o si dio el salto al abismo antes de que yo naciera.

La bruma del olvido le envolvió muy rápido.
A punto está de comérselo,
de no dejar nada,
ni unas migajas para recuerdo.

apenas puedo verlo.

Pero tengo dos fotos
 y cuatro palabras de mis hermanos
anotadas en el teléfono.

El yayo, asomándose de entre la bruma del olvido

miércoles, 29 de enero de 2020

Yo sé algunas cosas que me contaste, pocas

Que el yayo tocaba la trompa,
que del vientre de la yaya brotaron cuatro niños,
y que tuviste una hermanita de mirada marina,
quizá sin nombre y que se fue al limbo.
Nunca más volvió.

Que fuiste al preventorio,
¿verdad que fue en tiempos de la república?,
donde tenías que beberte ese vaso de leche
con tanta nata
que era imposible,
que te entraban ganas de devolver.

Me lo contabas y yo escuchaba esos asuntos
a medio camino
entre lo exótico y lo asombroso,

absorto.

martes, 28 de enero de 2020

¡Hay cucarachas en el hospital!

Hay una cucaracha en la sopa.
Flotando.
Abrazada a los fideos,
apunto de ahogarse, la pobre.

¿Y quién ha de tener la culpa?

La culpa.

Los pinches, siempre los pinches.
Sin nombre, sin rostro ni espalda,
por más que duela.

De existencia efímera estuvieron un día en la Tierra y desaparecieron.
Escribieron algo en la arena de la playa
y se los llevó la marea.

Hay cucarachas en el hospital,

en la cocina, en el infierno,
en algún despacho y el cielo.


Hay una cucaracha en la sopa, abrazada a los fideos

Caída en el mundo laboral

Pareciera que son tiburones,
pero son otra cosa,
quizá nuestros hermanos.

Y en el extremo de la tabla alguien
a un solo paso de emanciparse

del género humano.

Esa sensación constante de caer


viernes, 24 de enero de 2020

Dicen que todos son iguales

Los gobiernos, digo.

No lo creo, aunque se parezcan mucho.


Si se atrevieran a reducir la jornada laboral
yo los consideraría amigos de la humanidad,
aunque no lo fueran.

Quedaría la mujer y el hombre
a un milímetro más cerca de la salida.

La trampa. Salir de ella, es todo en lo que pienso,
o por lo menos que la vida duela un poco menos.

Entrada al laberinto



















                          


miércoles, 22 de enero de 2020

Las hojas del calendario pesan mucho

Aparte de la vejez, de todas las enfermedades asquerosas,
del dolor y la muerte,
las hojas del calendario también anuncian el enmarañamiento.

Es un altavoz enorme, nadie puede sustraerse a él, y que me grita:

"¡21 de enero de 2020!"

Me enredo en las horas de trabajo
cuando debería regar la simiente del futuro.
Son el trueno que me desvela a mitad de la noche,
la ausencia de oxígeno en la víspera
lo que absorbe mis energías.

Soy a pesar de mis restencias,
ese animalito que se desliza asombrado al abismo.

viernes, 10 de enero de 2020

2020

Me encontraba atrapado en un cuerpo liviano, atlético, como en la democracia futura,
ahora, en un lugar más viejo y lleno de polvo.

Atrapado en un trabajo, en un sueldo, muy alejado de la belleza
donde ocurren las cosas, lejos de lo libre, más cerca del abismo.

Y los años serpentean enroscándose al cuello hasta dejarme sin voz,
sin aliento.