jueves, 29 de septiembre de 2016



No eres un dios, tan solo un simple mortal.
Bastante cobarde, por cierto,
como yo.

Te miro. Me late el corazón muy deprisa cuando estoy a tu lado.
Te temo, pero sé que eres una fantasmagoría,
pura apariencia.
Te escondes en tu miserable parcela de poder.

A ti te gusta el sadomasoquismo,
a mí, la gente de mi altura,
ni solo milímetro más alto.
ni un solo milímetro más bajo.

Procusto me gusta por eso, aunque es demasiado bruto.
Yo prefiero regalarte unos tacones por tu cumpleaños,
para que tus ojos estén a la altura de mis ojos.

Conque tus labios estén a la altura de mis labios, me conformo.

Si soy algo, soy persona, como todos.
¿Quién no se reconoce en el aterrorizado?

 La sombra alargada de la vejez,
la muerte,
y las enfermedades,
acechando siempre,
observando,

aproximándose.

Ya tenemos bastante para que encima vengas aquejado de hibris
desde tu sombra.
Detente, vuelve a tu sitio.
No eres un dios.

Los dioses no existen.





















lunes, 26 de septiembre de 2016

Apuntes sobre la realidad


 Llegué al futuro en mi condensador de fluzo.

Todo tenía que haber sido diferente,
pero esto es lo que hay.

No hay viejos sabios,

algunos símbolos han desparecido,
lo que queda es otra cosa.

Lo real, queda envuelto por el velo de la apariencia.
Nada hay más falso.

Lo más cierto del mundo,
es el monigote.















En defensa de los monigotes

Me levanté temprano para llegar al horizonte.
El camino podría durar años, instantes, la vida.

Y al llegar,
tan solo encuentro un monigote.




sábado, 24 de septiembre de 2016

Fui a la fiesta del PCE, por si acaso estuvieras.

Pero no te vi.

¿Te quedaste en la puerta?
¿No te dejaron pasar?

¡Camaradas!
Otro año más durmiendo a la intemperie, sola.
¿No os dais cuenta de que es ella el mismo partido democrático,
el de la plebe?

Pero no se quedará congelada, como tantos otros,
durante la noche.
Traigo café y mantas.

Está dormida, pero estaré a su lado hasta que despierte.


Capítulo 42: Conclusiones

Desde los microscópico soy inaplastable.

En lo invisible me rodeo de infinitos parques.
Puedo tumbarme en el césped, las veces que me plazca,
sin pagar entrada.

Me río de la gravedad.
No me pesa el mundo.
 
Nadie mide ni una micra más que yo.
Caigo a cámara lenta, si es que tengo que caer,

y observo tu dolor con mi telescopio.

No puedes verme porque soy tu propio ojo.
Vivo en tus células.
En cualquier mota de polvo.



Capítulo 41: El arte de la guerra microscópica

Supongamos que la Tierra se va a tomar por culo.
Hay signos que lo anuncian.
Por ejemplo; 
hombres cayendo a la obsolescencia.

En lo microscópico lo sabemos.
No nos importa.
De tan insignificantes que somos
las reglas de la realidad quedan en suspenso.

Y vemos como los gigantes se disminuyen a cada instante
y quiebran sus potencias.

Nos declaran la guerra a diario.
Y qué.
Se han declarado la guerra a sí mismos.




jueves, 22 de septiembre de 2016

El hombre que llegó al infierno

Dormido en el césped del parque
con su barba de yerba.

Fundido en el verde sin ser visto por nadie.


La guerra de los hombres contra los robots

No sé qué hacer,
si ser amigo del robot
o empujarle escalera abajo
ahora que sube cargado con mi compra.


Capítulo 40: Amanecer subatómico


Ya no estoy muerto como antaño.

Ahora puedo abrir los ojos las veces que me plazca.
Siento cierta felicidad
cuando discuto de filosofía política contigo.

Me gusta cultivar simientes.
Abandonar pequeños inventos en la tierra.
Teletransportarme en pequeñas partículas,
 a tu lado,
sin que tú lo sepas.




Capítulo 39: Lo microscópico no conoce enemigos

Es demasiado tarde para negociar.
Sus desastres ya no nos condicionan.
Olvidémosles.
En cualquier caso, jamás nos harían ni puto caso.

Así que nosotros a lo nuestro, a la fraternidad de lo político,
a investigar la belleza,
a instaurar la renta básica universal,
por ejemplo.

Sin embargo, cómo olvidar el sufrimiento inmenso
con el que sembrasteis los cuerpos de la Tierra.
Nacieron pequeños monstruos
Seres minúsculos y desorientados cayendo a la Nada de continuo,

como si jamás hubieran existido.




miércoles, 21 de septiembre de 2016

Capítulo 38: Sobre una posible guerra entre Ellos y Nosotros

En el otro mundo, los gigantes, oyen voces.
Son las carcajadas, inmensas, la única prueba de nuestra existencia.

Si pudieran vernos, tratarían de destruirnos,
como siempre.
Creen que están locos.
Lo están.

Guerra absurda.
Porque ellos son los que no existen, pero no lo saben.
Creen que pisan tierra firme,
pero caminan por los aires,

por eso son imposibles sus pisadas,
por eso están a salvo nuestras pequeñas aldeas microscópicas,
donde florece nuestra recién adquirida conciencia.





martes, 20 de septiembre de 2016

Capítulo 37: Esto debe ser la verdad.

Esto entonces, debe ser la verdad.

Buscaba lo cierto allá arriba,
en la mirada de un ser imposible,
en los relatos fantásticos,
en marcianos viajando a través del hiperespacio,
en aquellas cosas que se desvanecían inmediatamente entre mis manos.

Y resulta que se encontraba mucho más cerca.
En mi propio cuerpo.
En las motas de polvo.
En cualquier cosa.

Mejor dicho; en todas las cosas.


Capítulo 36: El encuentro

Yo soy de los Otros,
y me encuentro por todos los lados.

Tenías que empujarme hacia la Nada
para descubrir que allí estábamos todos.
Que el sistema métrico había sido abolido,
que nadie medía ni un solo milímetro más que yo.

Lejos del abobinable, del normal.
Al amparo del colectivo.
Sin perder ni una sola mota de mi ser.

Había dejado de ser el imbécil.
Y ahora sabía donde me encontraba.




Capítulo 35: Un aldea donde el sistema métrico decimal ha desaparecido

Sobre una protuberancia
en lo alto de lo infinitesimal, me saludan.

Me abren sus puertas , me ofrecen vinos y libros,
donde se cuenta lo desastroso de su existencia.
Charlamos,
y a pesar de haber desaparecido de la corriente histórica,
no se han disuelto de ninguna manera.

lunes, 19 de septiembre de 2016

Capítulo 34: Los otros

En algún lado entre lo inconmensurable,
deben estar ellos, los Otros,
los que resbalaron hacia lo infinitesimal hace tiempo.

Los que despreciados por la realidad,
han acabado conociendo el secreto de lo invisible.

domingo, 18 de septiembre de 2016

Capítulo 33:

De vez en cuando tropiezo con un átomo.

Durante los días soleados llueven fotones,
muy molestos, por cierto.

Y la realidad en su fantasmagoría
aparece y desaparece continuamente.

Capítulo 32: El rostro de dios

Ayer por primera vez
vi el rostro de un microbio.

Me observaba sorprendido.
Quizá nunca había visto a un hombre.

No sé que idioma habla,
ni siquiera si es inteligente.









Capítulo 31: El otro lado

La puerta se abre solo para  mí
(a pesar de permanecer cerrada)

Y en mi paso del yin al yang por sendas de paradojas,
camino a través de las rendijas con gran dignidad.
 Y me digo:
"Esto debe ser la libertad o algo parecido"



sábado, 17 de septiembre de 2016

Capítulo 30: Último día en lo oscuro

Paseo solitariamente por mis dominios de lo oscuro.

Hablo solo.
Río solo.
Y ya no me creo los cuentos de los gigantes.
Me apaño con unas migas de pan.

¿Cómo saber lo que mido?

Sé que el mundo debe estar repoblándose de enanos en este preciso instante,
aunque no les vea.
Cada uno en su tártaro particular,
buscando con frenesí, no se sabe el qué.

Y cuando había olvidado la existencia de las puertas, 
de repente, se me abren todas delante de mí.



viernes, 16 de septiembre de 2016

Capítulo 29: Mi monstruo peludo

Soy yo el que ha llegado como un intruso a tu reino.
Y he de matarte.

No es nada personal.

Cuando era una persona bastante más alta
me gustaba rescatarte de un desastre seguro.
Nunca te arranqué la vida por placer,
mi monstruo peludo.

Y en la disputa por unas migajas de pan,
me quedaré del todo solo.

El sótano será mío.
Y tú serás el muerto.







jueves, 15 de septiembre de 2016

Capítulo 28: Lo que ha cambiado

Las cosas han debido de cambiar.
Ahora miro a la araña y sé quién es.

Huyo, me enfrento, busco un clavo o un alfiler.
No me entregarme a tus brazos,
no perderé ni un solo recuerdo.

Obtendrás todo de mí.
Me convertirás en momia,
me dejarás sin la esencia.

Y ahora que sé lo que quieres,
la mirada es otra,
quizá la mía,
la de tu enemigo.







Capítulo 27: Como la araña

Ante mis ojos aparecen grandes monstruos,
como la araña.

Nuestra miradas son diferentes.

Ella lo que desea es mi cuerpo.
Yo, la necesidad de huir antes de que me destroce. 

Esto me recuerda a los tiempos de la sin memoria.
Cuando creí que era aquel que no era.
Cuando a pesar de mi metro setenta, fui  insignificante.
Cuando la araña me exigió el ser,
y yo acudí a sus brazos.

Y sin embargo, ahora las cosas han cambiado.








miércoles, 14 de septiembre de 2016

Mutaciones en la masa informe

Algún día la masa informe tendrá ojos.
Su piel será más suave

y nos sorprenderá su voz.

Cómo no escuchar sus palabras
si quién habla es el futuro.

Ahora comienza a tomar forma.
A tener su cuerpo.
Moldea la realidad con sus manos nuevas.

Y le brotan pies.
Pronto le veremos encaminarse a otros mundos.











Capítulo 26: Reflexiones ante el cambio de paradigama

Sabía algunas cosas,

que el estrés,
el miedo,
y la inseguridad, aceleraban el proceso de disminución.

que el maldito reino de la necesidad,
se estaba apropiando de mi cuerpo.

que la soledad me empujaba hacia lo cuántico.

Sabía algunas cosas, que la humanidad, a pesar de todo,
se estaba replegando,
y ante mis ojos aparecían monstruos enormes.

martes, 13 de septiembre de 2016

Capítulo 25: Y sin embargo no estoy muerto

"Hubo grandes aplausos al anunciar que si resultaba elegido haría todo lo posible para reducir los impuestos. Del gran Mandril nos llega una triste noticia; la muerte de Scott Carey, El Hombre Menguante, víctima de una insólita enfermedad desconocida en historia de la medicina. Así termina la vida de un hombre cuyo valor y voluntad de vivir se mantuvieron hasta el último instante. En cuanto a los deportes..." "El Increible Hombre Menguante"

Y sin embargo no estoy muerto,
por más que se empeñen en anunciarlo en la televisión.
Que me encuentre en el Tártaro,
en el punto ciego de tu mirada,
no significa que no exista.

Ahora comprendo algunas cosas.
Que el infierno pudiera ser esto: no ser visto.
Que se reduzcan los impuestos el mismo día de mi muerte.
Que alguien esté celebrando mi desaparición, en este mismo momento.

Ahora comprendo que mis sueños, solo eran delirios,
si es que eran mis sueños
las pesadillas de otro.

Quizá mi enfermedad no sea única,
sino que afecte a millones.

Eso es; que afecte a millones.






lunes, 12 de septiembre de 2016

Capítulo 24: Cambio de paradigma

El sótano es lo oscuro,
el lugar donde el hombre menguante jamás será visto,
sin otra cosa que mi propio cuerpo,
lejos de los placeres de la casa de muñecas.

Confort, creo que lo llamaban.

Si antes la soledad era aquello que me atravesaba,
ahora estoy rodeado por ella.

domingo, 11 de septiembre de 2016

Me encuentro en el parque con los del partido de la Plebe,
echándonos unas risas,
realizando algún descubrimiento fenomenológico,
aunque no sepa muy bien en qué consiste.

Leo el periódico de los patricios
y el mismo robot de siempre
me retrata como un ser grotesco,

un perfecto imbécil.

 ¿Pero qué iban a escribir si no los patricios de nosotros, Mi Señora?




En algún lugar de lo oscuro
dormían mis potencias.

Murieron antes de bailar claqué,
de escribir el libro,
de pronunciarse ante la asamblea,
de inventar algo,

el chiste filosofal, que convertía la realidad en lo amable,
y viceversa.

Por eso no te puedo perdonar.
Porque pusiste mil trabas a Nuestra Señora,
la del Partido de la Plebe,

Yo estaba llamado a ser el hombre de los veinte dedos en las manos,
pero no pudo ser.
Ella permaneció en el Tártaro.
Y mis potencialidades murieron de aburrimiento.

Nocturno

¿Qué hace un robot en el bosque a estas horas?

Nunca duerme, el pobre,
así que debe estar realizando sus funciones, probablemente,
algún encargo, quizá,
limpiando el monte, por ejemplo.

o alguna maldad ordenada por sus dueños, iniciando el gran incendio.

O podría escapar de la realidad en este preciso momento,
pero por qué iba a huir, si no tiene conciencia ni miedo.


Capítulo 23: Los acontecimientos se precipitan

Lejos de buscar mis caricias,
lo que desea el gato es destrozarme.
Me quiere de otra forma.

Si habéis visto la película sobre mi vida,
ya conocéis entonces lo que sucedió:

persecución, caída y llegada a lo oscuro.

Perdí el contacto con Ella,
y me expuse a todas las soledades posibles.
La tristeza era entonces inconmensurable,

y de repente ne vi contando un chiste a nadie.




sábado, 10 de septiembre de 2016

Capítulo 22: Aproximaciones hacia el final

Me quitaría la vida para dejar paso a tus besos.
Para que puedas despertar con tu amante,
ya no será preciso el sigilo nocturno.

Siento haberme convertido en tu refunfuñante microscópico,
pero no te preocupes.
Incoscientemente dejarás la puerta abierta
y el gato entrará para resolverlo todo.





Capítulo 21: ¿Qué hacer?

Podría ser feliz en mi casa de muñecas
si no fuera por tu voz, que me retumba,
que me enloquece.

Cada una de mis vísceras se estremece cuando te aproximas,
y no es amor.

Si no fuera porque te doy pena.

viernes, 9 de septiembre de 2016

Capítulo 20: Un lento despertar

Desde que soy pequeño, sueño más.

Me gusta imaginar que vivo en un mundo
de otros igual a mí.
Quizá sea porque ya no hablo con nadie.

Recuerdo que un día fui normal,
que hablaba a los otros,
a la chica del súper,
que yo la preguntaba "¿Cuánto es?"
y ella me respondía "Diez con treinta".

No me atormenta el pensar,
aunque a veces no recuerdo quién era.









jueves, 8 de septiembre de 2016

Capítulo 18: La República de la Abundancia

 Un solo frutal abastece ciudades enteras en mi sueño.
Es hora de celebrar la vida en nuestras casitas de muñecas.

Qué nuestra desdicha deje de serlo.
Ser ínfimos, qué importa,
si tenemos un lugar donde caer muertos.

La necesidad retrocede.
Ya no existen las excusas.

Vamos al encuentro con la existencia,
hacia la maravilla.

Enormes robots sin cabeza cultivan los campos
y tú y yo nos entretenemos leyendo el gran libro de la vida,
que apartamos de vez en cuando,

porque es tiempo de comernos el uno al otro. 










miércoles, 7 de septiembre de 2016

Capítulo 19: Cartas de gentes que desconozco

Recibo cartas de curiosos,
de gentes que desean fotografiarse conmigo,
por mi rareza, supongo.

En cierta manera, esta ridícula pequeñez me ha hecho algo más alto.
Me he convertido en espectáculo. En imagen inflamada.

Cuando era absolutamente normal, era del todo invisible,
si es que se puede ser normal siendo invisible.
Imagino que mi trabajo tenía algo que ver con mi transparencia.
O quizá mi sueldo, en continuo declinar.

Me escribe una chica preguntando si conservaré mi relación.
Desde mi afección he podido comprobar algunas cosas,
por ejemplo,
que la realidad se transforma al atravesar los umbrales.

¿Qué amor podría ser aquel de tan solo doce centímetros?

Me parezco más a un tamagotchi que a un amante.

















martes, 6 de septiembre de 2016

Antes de que sea demasiado tarde

La amabilidad durará todavía algún tiempo,
a pesar de que el incendio de los empleos
se prolongue durante años,

pero sepa usted, que la dulzura de Nuestra Señora
podría mutar en fuego embriagador en cualquier momento.



Aproximaciones a Nuestra Señora de la Renta Básica

Mi Señora es dulce.
Viene a dar esperanza a todos.

Y tú vas y la escupes.

Eres comunista y todavía no lo sabes

Dices que es algo del pasado
y sin embargo todos los días lo vives
y te parece bien,
¿o acaso no pasas la tarde en el parque?

¿Y qué es un día en el parque, sino una amable jornada en el futuro?

Capítulo 17: Ha vuelto a empezar

" -¿Qué te ocurre?

- Hace dos semanas yo era más alto que tú". 

"El Increíble Hombre Menguante".

Ha vuelto a empezar.

Parecía ilusionante.
Y ella, lo casual, ha cambiado de rostro
y ahora es un gigante.
Nunca la veré más. Quizá tan sólo la sombra.

Ni tan siquiera puedo emborracharme
para dejar de pensar,
para dejar de ser.
El chino de la tienda de alimentación no me ha visto.
Me estoy convirtiendo en nadie.

Y a todo esto no venden botellines de cerveza
 a la medida de un  hombre de mi tamaño.




lunes, 5 de septiembre de 2016

Capítulo 16: Mi libro

"Aquella noche recuperé la fe en la vida y volví a trabajar en mi libro. 
Aquello me absorbía completamente. Estaba contándole al mundo mi experiencia,
y al relatarla, todo parecía más fácil" El Hombre Menguante.

Como si al escribir mi historia, se detuviera el tiempo.

Por mínimo que sea sincero, la palabra me está convirtiendo en un enemigo del universo. 
Me releo.
Parece que me hubiera quedado congelado cayendo en el tobogán hacia el abismo
con los brazos abiertos,
cabello al viento,
como en una de esas fotos de la familia donde ya están todos muertos.

Por una parte está el tiempo que me arrastra de los pelos.
Me disuelve.
Y no deja nada de uno, finalmente.

Por otra, una fuerza mecánica construida por el  hombre.
La sobrecogedora idea de que mi decreciente tamaño sea un producto.
Una perdida de trozos de cuerpo y de memoria.

Y la forma de mi espeluznante ser,  tuviera nombres y apellidos.















domingo, 4 de septiembre de 2016

Capítulo 15: Un encuentro casual.

Quisiera que los días fueran diferentes.
Me pongo a ello, pero jamás lo consigo.

Si al menos fuera la rutina.
Con un brote de consciencia
o una simple nota al salir de casa,
lo cotidiano se trasformaría,
pero deben ser fuerzas que nadie ha estudiado
las que me arrastran,
las que me llevan aquí y allá.
Quizá sea el deseo, el hábito, el delirio de los locos,
el cordel invisible del universo.
O quizá sea la impronta de mi pequeñez.
O el designio de un ser monstruoso que ríe a grandes carcajadas.

Os juro que trato de incorporar todos los días algo novedoso.
Una calle jamás transitada.
Un sabor diferente.

Pero al final siempre acabo en el mismo lugar de siempre.

Entonces llega lo inesperado. Lo imposible.
Como si alguien llamara a tu puerta. 

Sucede.
Alguien insignificante se ha cruzado conmigo 
elevándose a cotas estratosféricas de significados.

Y por algún tiempo al menos, las realidades cambian de forma.


sábado, 3 de septiembre de 2016

Capítulo 14: La necesidad de que conozcas mi historia

 "Sentí que me había convertido en un ser absurdo. Un ridículo enano.
Es muy fácil hablar del hombre, del espíritu, de los valores fundamentales, 
pero no cuando se mide un metro veinticuatro. Sentí asco de mi mismo, de nuestra casa, 
de lo grotesco que se había vuelto mi vida contigo. Tenía que marcharme. Tenía que desaparecer. 
Por primera vez desde mi extraña enfermedad me lancé a la calle solo."

"El Increíble Hombre Menguante"



Salgo a las calles temerariamente.
A riesgo de las miradas, los susurros, esas risas
que tienen que clavarse necesariamente en mí.

Ahora soy el otro.

Pienso en mi chica,
pero la grieta de los cuerpos nos separa cada vez más.
Lejanía es mi destino.
Convertirme en el ser que caerá por el horizonte
cuando por fin llegue.

Por eso. Porque estoy trágicamente condenado a perder la voz.
A no reconocer los objetos a mi alrededor.
A la invisibilidad.
A ser confundido con la nada.

Tengo que escribir mi historia.
Para dejar al menos en algún lugar, un trazo de mi existencia.








viernes, 2 de septiembre de 2016

Capítulo 13: Hay algo en esa liquidez que también te empequeñece

"Mi relación con el mundo cesó por completo, excepto con mi mujer,
aunque yo sabía que con mis arrebatos de cólera y despecho
la estaba alejando de mí, aunque todo mi ser la necesitaba desesperadamente"

El Increible hombre Menguante.

No es que esté enfadado con la vida, sino sorprendido.
Sin apenas herramientas para moverme en este mundo caldoso.

Te miro, pero ya no sé a quién veo.
Esa multiplicidad de rostros que tiene tu cuerpo,
me desasosiega.
Cuando despierte mañana
no sé a quién podré encontrar en mi cama,
quizá ya no estés conmigo.

Y mientras tanto esa horrible sensación de abandono.

Eres líquida, como el mundo. 
No puedo recordar tu mirada,
cada día cambias de ojos.

Lo desconoces, pero temo todo de ti.
Qué un día vaya a buscarte, y ya no estés, por ejemplo.
 Solo un charco multiforme en la memoria,
evaporándose en estos días de cambio climático
que ya no existe,
como todo lo que tocan las mentiras del hombre.






jueves, 1 de septiembre de 2016

Y al final te convertirás en diosa

Cada vez se habla en las calles más de ti,
y eso me da esperanza,
pero la risa es el único argumento.

Están perdiendo la confianza en los dioses.

Y aunque tú de momento solo seas sorna,
el resto de mitos irá cayendo poco a poco a tus pies.

Y aunque tú no lo deseas,
yo por ti traspasaría el umbral de las iglesias.



Capítulo 11: Las dimensiones del pollo frito son pantagruélicas


Lo miro, enorme, sin rostro.
Parece como si el propio Frankenstein lo hubiera creado con sus manos

 Y a cada instante, para mantener la existencia de este cuerpo
en constante retroceso,
debe ser aniquilada la vida.

Y no sé cual de los dos o tres, es el monstruo.







Capítulo 10: Las cosas adquieren proporciones monstruosas

 Lo cierto es que ahora puedo ver el mundo desde otra perspectiva.

Ahora siento de verdad el peso de las cosas.
Los objetos son ahora monstruosos.
Veo al ser humano amenazante, más que como un compañero.
Puedo torcerme el tobillo en cualquier momento, 

al descender del sofá,
al bajar de la cama.
Cualquier gesto de la vida cotidiana es una temeridad.

 Y entre tanto esperar
a que la ciencia encuentre esa antitoxina que evite mi continua pequeñez.