jueves, 30 de julio de 2015

Dar la vuelta al mundo

I

Recorro el mundo en posición fetal, desnudo,
-en el interior de una maleta-
esperando alcanzar la orilla del país donde habita Salario,
esa maravilla que se enamorará algún día de mí.

Conocía de tu poder; si me tocabas, todo era posible.
Te vi en el horizonte, enorme, y me aproximé.

Y II

¡Oh, Sueldo! ¿Quién eres?
¡Oh, presencia fantasmagórica! ¿Por qué escapas de entre mis manos?
Lo sé, sé que me evitas,
que apareces y desapareces como una ilusión desde que te conozco.
¡Oh, maldita paradoja!
Ni un solo milímetro he avanzado desde que besaste mi frente,
y me olvido del mundo.

Cosa exigua,

no me abandones.


lunes, 27 de julio de 2015

El hombre con tubos en la cabeza

Nadie sabe quién es; quizá el hijo secreto de Mengele,
híbrido de un hombre a un solo paso del abismo y un trombón,

pero ya está hecho, y no podemos hacer nada,
tan solo esperar a que muera, evitar su mirada,
ocultarlo,
olvidarnos lo más pronto posible de él, como si jamás hubiera existido,

pero no puedo evitar escuchar la melodía nocturna que emana, como un gas, de los tubos de su cabeza,
y que lo envuelve todo.

Quizá sean sus pensamientos o sus palabras,

o sus sueños, 
que se realizan en la noche inesperadamente,  cuando todo el mundo duerme.

sábado, 25 de julio de 2015

Los hombres borrascosos

En cuanto les veo, me alejo.
Llevan una tormenta en sí,
una nube encima que les persigue,

granizo.

Me pregunto por qué no son amados en verano,
con lo que refrescan,

y si el mal en el que viven,
no podría convertirse en el bien, a pesar de todo,

a pesar del rayo que les quema

y les gusta.






jueves, 23 de julio de 2015

El piloto diminuto

Que los miércoles por la mañana me reduzca a un milímetro,
no quiere decir haya caído al abismo, ni me falte autoestima.

Al contrario,
es probable que mi inmenso yo, no quepa en el mundo,
y me desplace en los vientos en un pequeño aeroplano significante e inmenso,
aunque no lo veas.


Lanzo propaganda invisible al ojo desde las nubes,
y aterrizo en tu hombro desnudo, para encaramarme a tu oído.
Manipulo tu mente como un tramposo, con mi vocecita inaudible.

No está bien, lo sé.

No está bien echar polvos mágicos en tu bebida,
ni entregarte mapas falsos, que te lleven directamente a mi cama.

Parezco pequeño invisible, con el motor de mi avión de mosquito, manejando voluntades,
arrojando esporas al aire, que te hagan toser,
y palabras, ay, como alfileres, que se enredan en tu pelo practicando vudú,
porque me gustas.

No está bien, lo sé.

Puedes destrozarme, simplemente, con un manotazo al aire,
con un soplido,
con girar tu cuerpo para coger bien el sueño.





martes, 21 de julio de 2015

Algunas notas sobre mi duplicado



Sé que en alguna parte del mundo, existe un duplicado mío,
al que evito:

Y que se encuentra en estos momentos recitando ante una multitud,
creando su propia escuela de artes políticas.
Sé que toca la trompa en una charanga de barrio,
que ha convocado una asamblea
donde propone algunas soluciones para el 2022.

A veces, temo su presencia.
Temo destruirme,
que me aniquile,
colisionar ambos como si fuéramos dos planetas.

Sé que él me teme también.
No quiere caer en el trabajo asalariado, ni en el desamor.

Sin embargo, ambos sabemos que va llegando el tiempo
de salir al encuentro.

Y avanzamos el uno hacia el otro.
Quizá sea en esta tierra de los cuarenta y siete donde ocurra.

Pero ninguno de los dos será destruido.
Nos superpondremos.
Quedaremos atrapados el uno en el otro.






lunes, 20 de julio de 2015

Mundos superpuestos

Esa manía de los mundos a colisionar,
de aniquilarse,
de mantenerse alejados en órbitas imposibles.

Si los mundos, en un nuevo paradigma, se aproximarán a tal extremo,
que se superpusieran como dos diapositivas,

lo maravilloso aparecería de continuo,

en vez del aburrido estertor del horror.

domingo, 19 de julio de 2015

Despertar con 47 años

Abro los ojos. He  llegado.

Miro a mi alrededor, me duele algo la cabeza.
He dormido poco, quizá no debí entregarme al kalimotxo,
ni liarme con los cigarritos, como un condenado a muerte.

Abro los ojos: acontecimientos asombrosos se suceden durante mis cuarenta y siete.

Quizá en estos momentos un gran meteoro esté cruzando el horizonte,
y un gran arco iris nocturno, se aparezca, a plena luz del día, en el gran Mandril.
Quizá ocurra que yo esté naciendo, no puedo descartar esta hipótesis.

La probabilidad de que una masa crítica de mi mismo, me desborde.

Los cuarenta y siete no deberían ser, tan solo, la llegada a la tierra de la degradación,
y el desvanecimiento de lo juvenil,
algo de maravilla tendrá todo esto.

Abro los ojos con la esperanza de haber llegado a otro lugar,
y sin embargo todo permanece exactamente en el mismo sitio que antes,
como si nada hubiera cambiado.

No me engaño. La realidad se encuentra en todos los lados,
pero sobre todo fuera de mi vista.








sábado, 18 de julio de 2015

En la exposición comentada del Reina Sofía

Éramos cuatro, y yo el infiltrado.

Observábamos un cuerpo desnudo y moribundo
de Francis Bacon.

Éramos cuatro, y yo era el esclavo,
el que arrastra las piedras y las cadenas al caer la tarde.




El enigma fue revelado

Te convertiste en interrogación.

Al parecer, te sublimaste.
Pasando de sólida a enigma,
desvaneciéndote de entre los hombres

hasta que la semana pasada, apareciste ante mí,
en otro cuerpo,
en la misma puerta del trabajo.

Me alegré de verte, aunque te sentí esquiva.

¿Es posible que hubieras dejado de ser tú?

Entonces me revelaste el misterio:

habías tenido un niño.

viernes, 17 de julio de 2015

jueves, 16 de julio de 2015

Hacia un planeta paralelo



Si ves mi planeta en el cielo, ven si quieres.

Haz las maletas,
es hora de partir,
te espero con un ramo en flor de potencialidades.

Ven,
pero no cerques mi mundo,
no me expulses de él,
no me conviertas en sepulturero,

que no quiero ensoñar con un universo que ha muerto.



martes, 14 de julio de 2015

Un hombre que vi en el metro

No tiene ojos.


Estoy seguro de que los perdió hace mucho tiempo,
quizá nunca los encuentre.

A nadie mira,
ni siquiera a la mujer rubia, de sorprendentes labios, como de goma,
ni a los bellos,
que se consumen en las delicias junto al freno de emergencia.

Observo el rostro doliente. No es de este mundo,
quizá pertenezca al infierno.

Bebe cerveza
esperando a que se abran de una vez las puertas.

Quiere desparecer para siempre.

La noticia es la siguiente: jamás le ha visto nadie.

lunes, 13 de julio de 2015

Envolver con papel de plata mi cabeza

¡Oh, dioses!

Me observáis desde el confín
con vuestro telescopio de la risa, ¿no?

Quizá es porque os aburrís, que os gusta cumplir mis deseos
y después pasar un buen rato a mi costa.

La carcajada nunca acaba,
y yo, que soy partidario del humor,
reconozco que algunos chistes son como juguetes de filo sangrante,
y nosotros,
simples mortales nos podemos cortar.

Me pregunto si es que estáis molestos conmigo porque se me escapó un ensueño
que os despertó de la siesta,

o simplemente,
la eternidad os ha vuelto locos.

viernes, 10 de julio de 2015

Notas de mis viajes por el espacio

Tengo un telescopio,
unas coordenadas,

una búsqueda de un mundo en el cielo
envuelto en tinieblas.

Apenas veo nada, solo letras enormes.

Quizá habitan las voces, el cuerpo y los tactos.
Una inteligencia planetaria.

El temor
de unos rayos láser disparando
al aproximarme a su tierra niebla.

Quizá me he trasladado demasiado rápido en el tiempo.



De lo que es seguro,
es que existe un planeta de becktanianas desnudas.



jueves, 2 de julio de 2015

Quizá esté embarazado

Naceré un día de estos, lo sabéis,
aunque nazca de viejo,

pero tendré palabra y rostro.
Acción.

Aunque siento cierto abismo, ante la llegada del parto.

El gran Mandril contra la humanidad

Hay muchas maneras de arrancarte del mundo;

hacerte viejo, por ejemplo,
no encontrar por ningún lado relevo,
no explicarte las cosas,
quitarte de las manos los objetos que tocas
- poner en su lugar falsificaciones-

Ese desprecio de verte como ínfimo,
reducir tu sueldo,
alambrar tu empleo, cercarlo.
quedarte fuera, desacoplado.

Permanecer aislado.

No tener voz. Darte cuenta de que ni siquiera sabes hablar.
Caer de espaldas.

Ser empujado hacia lo superfluo.