domingo, 31 de mayo de 2015

Aportar algo al mundo

Aportar algo, no sé, algo.

En estos tiempos es una exigencia transformarse en paseante,
guardar los libros, por un momento,
vivir alguna pequeña experiencia al azar.

Llevar un cuaderno, por si acaso.
Ampliar los márgenes de seguridad.

Tengo ese algo en la punta de la lengua,
todavía sin nombre,
que debo entregar al mundo.










sábado, 30 de mayo de 2015

Estoy contento y no sé por qué

Estoy contento y no sé por qué.

No es que el ser humano, agotado y con sueño,
haya decidido dormir un poco más y descansar.

No ha llegado el día de la creación,
del fin de toda destrucción.

Todavía no ha ocurrido.

No ha llegado el tiempo
de las mujeres,
ni el de los hombres,
todavía,

no disponemos de los minutos necesarios para el paseo
y el pensamiento.
No hay silencio suficiente en nuestras vidas.

Y sin embargo estoy contento,
no sé por qué,

a pesar de recorrer mis cuarenta y seis años a ciegas,
una intuición me ha llevado hasta aquí,

como si pudiera ocurrir todo.













jueves, 28 de mayo de 2015

En la República Democrática del gran Mandril

Soñamos con la República Democrática del gran Mandril.

Una tierra abierta a todos.
Un lugar donde pequeños soviets de barrio, proponen dónde colocar las flores.


Mientras tanto,
Nuestra Señora se nos aparece día y noche.

Abrimos unas cuantas cervezas para celebrarlo,
aún sabiendo que temibles pulsiones tratarán convertirnos en meras sombras.
En ectoplasmas, de los que nadie quiere acordarse.





Quizá viva en el peor de los mundos posibles

Cubierto por una atmósfera de fuerzas que me arrastran
de un lado a otro,
sin sentido.

Apetitos,
pulsiones,
frenesí,
torrentes sin fin de aburrimiento,
colisiones,
barreras magnéticas que no soy capaz de superar
en el encuentro con los otros.

Acerco mi mano con ganas de acariciarte
y recibo una descarga eléctrica.

Y en todo este viaje,
tratar de ser buena gente.
















miércoles, 20 de mayo de 2015

Despierto incorruptible

Despierto siendo incorruptible,
un virtuoso,

y trato de sistematizarme,
de crear un plan perfecto durante el día,
de acciones encaminadas a la creación, al saber y al bien,

Por ejemplo:

un collage,
un libro,
y un zumo.

Todo va sobre ruedas,  hasta que cae una mota de polvo
proveniente de algún lugar del cosmos,
y se posa sobre mi alma

y entonces todo se turbia,

me como un bollo,
enciendo un cigarro,
desordeno el piso indolentemente.

Me miro al espejo,
y ese chico que era pura esencia, se desintegra delante de mis ojos.

Y entonces arrastro la pierna, como un hombre herido,
buscando un lugar donde caer muerto.

Y resucito todos los días como el hombre perfecto.







martes, 19 de mayo de 2015

Ladrones de cuerpos


¿Te gustan los bigotes? Entonces me dejaré crecer uno, 
o me compraré otro, aunque sea de plástico, a toda prisa en un chino.

Escribir para gustarte, y sin embargo, ya no soy yo quién escribo.
Es otro. Un hombre surgido de esas vainas caídas desde el espacio.
Parezco yo, pero no soy yo.

Gustarte como sea, a pesar de que me tenga destruir por ello.
Gustarte antes de que me olvides,
de quedarme fuera, en el margen.

Gustar para que me compres, para que te quedes conmigo, con mis restos.
Ofrezco una mirada viva. Mírala bien, es la de un muerto.
Brillaré por la noche,
haré cri cri, como un grillo.

Si me llevas, me aniquilarás.
Si te apartas, ya no existo.









¿

miércoles, 6 de mayo de 2015

Séptimo día: convertirme en holgazán

No he estudiado,
no he barrido ni limpiado el piso.
No he hecho nada, 
salvo abandonarme a la holganza y a la siesta.

Fui a la biblio, si, a devolver algunos libros,
y de regreso decidí perderme en el ensueño:
me propuse ser algún día paseante, 
la reencarnación de Rouseau durante algunas horas
y ser atravesado por el rayo
camino a la cárcel
para ver a mis amigos presos.

Espinacas, besamel y la cama,
despertar a media noche para ojear cartografías
de mundos que no existen, pero que no han muerto.


martes, 5 de mayo de 2015

Sexto día: me convierto en un método

Me convierto en un método, en vías de fracaso.

Llego tarde. Los vecinos se disuelven, el desahucio ha sido paralizado.
Todavía es posible firmar un papel, que no sé que dice, y  saludar a Jorge
-que siempre llega a tiempo a todas las acciones de la PAH-.

Me dirijo recién duchado a la biblioteca, para escribir cualquier cosa,
por ejemplo; el argumento de una máquina
que nos permite convertirnos en otros hombres, a nuestro antojo.

Vuelvo a casa,
como algo,
me echo la siesta y regreso a la biblioteca
para escribir las tres primeras páginas de una obra de teatro.
Después estudio algo.

Regreso,
me duele el ojo.

Me acuesto, y leo hasta las tantas el poemario de una chica Hiperión
y el atlas de Le Monde Diplomatique sobre las utopías.

Y me duermo
 y entremedias ceno un huevo frito en bocadillo.







lunes, 4 de mayo de 2015

Quinto día: ser un buen hijo

Algún día seré un buen hijo.

Qué mínimo que zambullirme en el agujero negro de la nada.
Lanzarme en busca del tiempo
para devolver la juventud a mi madre.
Atravesar las tierras yermas de la muerte,
para rescatar a mi padre.

Mientras tanto ir de paseo.
Ir a comer al chino.
Merendar rosquillas tontas y listas con mis hermanos.

Despedirme de mamá, a las ocho en punto,
antes de que caiga noche.





domingo, 3 de mayo de 2015

Cuarto día: ser otro

Difícil es ser uno mismo,
pero podría encontrar a otro:

a una mentira,
a la pura apariencia.

Por 6.5 euros se produce el milagro.
Otro sale de la peluquería china, con un orzuelo.

Ya no me reconozco, pero no es lo mismo.


sábado, 2 de mayo de 2015

Cuarto día: despertar comunista el uno de mayo

Todavía agotado por mi conversión en bicicletero,
y ahora, he de transformarme en comunista.

Huyo asustado del piso,
antes de que la entropía se abalance sobre mí y me destruya.

Busco en Legazpi a mi virgencita, Nuestra Señora,
la que nos ama a todos,
pero solo encuentro a Germán.

Inmediatamente comienzan a caer botes de cerveza del cielo,
y me aparto
como si hubiera visto al mismísimo Satán.

Llegar a casa,

y encontrar el fin del mundo mirándome a los ojos sin piedad.

Tercer día: convertirme en bicicletero

Si no me hubiera bebido ayer la botella de Lambrusco
estaría más despierto.

No tengo tiempo. Todos mis asuntos han de posponerse.
Asuntos por los que se sostiene el cosmos.
Sin ellos hace tiempo que el universo habría caído sobre mí, implacable.

Con Alicia a las 11:00 para desayunar.
Con Yolanda a las 14:00 para comer.

Volver corriendo

Metamorfosearme en bicicletero, pero la rueda está pinchada.

Insisto: metamorfosearme en bicicletero,
de la misma manera que los mortales les apetece convertirse en pequeños dioses.

Y ahora que ha caído la noche,
¿qué hacemos Miguel y yo en un concierto más allá de la ciudad?

Algún día tendremos que volver a casa.