¿Por qué ibas a pasar el día borracho?
¿Acaso te odias?
Ya no tienes por que aguantar ni un segundo más a los imbéciles.
Ese poder que les confiere, esa pistola de temor a su cintura.
Balas de despido,
látigo de incertidumbre.
Ya no pueden martillearte ni un segundo más
¡Tú no eres clavo!
Ya no les tienes miedo.
Son simples mortales, a los que puedes compadecer si quieres.
He llegado.
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