Te cayó una bomba, como en las películas.
Me lo contaste una vez,
cuando apenas medía un metro veinte centímetros
y me habían encargado en el cole la página de sucesos.
Ocurrió hace mucho, cuando los fascistas bombardeaban Madrid.
La metralla se incrustó en tu piel morena adolescente.
Esquirlas incandescentes serpenteaban todavía por el suelo,
"todavía lo estoy viendo"
Pero en vez de ser atrapada por la Nada
continuaste decenas de años más, aquí, entre los vivos,
como en un milagro,
Años después, trozos de munición continuaban en tu ser,
recorriéndolo,
hasta ver la luz en otra parte de tu cuerpo.
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