Desde el mismo momento en el que uno decide ser poeta comienzan las dificultades: no sé francés, mi camiseta a rayas ha encogido, mi pipa ha desaparecido durante la mudanza.
Alguien se alegra
¡Por fin ha encontrado trabajo!
El resto le felicitamos, yo le abrazo.
Observo su mirada
y solo encuentro la infinita tristeza.
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