Desde el mismo momento en el que uno decide ser poeta comienzan las dificultades: no sé francés, mi camiseta a rayas ha encogido, mi pipa ha desaparecido durante la mudanza.
Ves morir tus anhelos
al ritmo que se desgasta el cuerpo,
y no has aprendido nada
en los últimos treinta años.
Pero al menos estás dentro,
no estás fuera entre los muertos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario