Ves morir tus anhelos
al ritmo que se desgasta el cuerpo,
y no has aprendido nada
en los últimos treinta años.
Pero al menos estás dentro,
no estás fuera entre los muertos.
Desde el mismo momento en el que uno decide ser poeta comienzan las dificultades: no sé francés, mi camiseta a rayas ha encogido, mi pipa ha desaparecido durante la mudanza.
Ves morir tus anhelos
al ritmo que se desgasta el cuerpo,
y no has aprendido nada
en los últimos treinta años.
Pero al menos estás dentro,
no estás fuera entre los muertos.
Se abre el suelo bajo mis pies.
Cosas que siempre estuvieron conmigo, se agrietan,
eran de piedra inmortal.
De repente, ya no están.