A los dieciseis años
creía que el ruso sería el idioma del futuro
así que me matriculé en la escuela de idiomas
pronto abandoné las clases
era demasiado delicado
para la impaciencia del profesorado
así que lo olvidé todo
hasta que a los cuarenta y dos años
mis cejas dijeron
que pronto me convertiría en Brezhnev
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