Hay días que el demiurgo, aburrido o borracho,
se divierte creando monstruos
que suelta al mundo
para ver como la vida los maltrata,
ese dolor insoportable de las miradas.
El demiurgo es así,
a ella la ha entregado una palabra terrible,
mortal,
una broma llegada de los cielos
oscura
y sin gracia
y a mi
me ha regalado
un trozo de fortuna
porque si
porque se aburre,
y yo encantado
Todavía no ha llegado el momento
de a travesar la calle
y penetrar sin darme cuenta
en el agujero negro
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