Llevas días
semanas
años
a la deriva
tratando de encontrar el signo,
la pista,
que te ayude encontrar el camino, el tuyo,
antes de caer por la pendiente del agujero negro de la Nada
Ese camino que te aparte de la desdicha
de ser otro,
el que tú no quieres,
el que tú no eres
Ese temor a despertar en una casa que no es la tuya.
Descubrir ese muelle suelto del colchón que te avisa,
que estás en tu cama,
que estás en tu casa
aunque ya no reconozcas nada.
Cada vez que deseas encontrarte,
miras la maleta,
por si acaso algún día te atrevieras a marchar.
Y no sabes por qué
hoy la has abierto,
y has descubierto el cuerpo de un joven hermoso,
agonizante.
Todavía respira,
(se parece tanto a ti)
Duerme
en posición fetal,
amordazado,
atado de pies y manos
y la mirada vendada
Y tú
le has liberado
de una vida plácida y una muerte dolorosa y constante
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