¡Vaya lata tú olvido!
Te enamoraste de mi y me has entregado la inmortalidad,
como un regalo,
para engatusarme y permanecer siempre a tu lado
y ahora me estoy convirtiendo en un grillo
¡Y tú siempre tan guapa!
Ahora soy inmortal, pero dejaste en algún lugar la eterna juventud
y yo me tengo que perder entre la espesura de las briznas de hierba
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