Esperamos el regreso de Prometeo,
y nada sabemos de él,
si permanece encadenado en la roca
próxima al fin del mundo
o simplemente se ha olvidado de nosotros
Unos dicen que hay que encaminarse al confín
y liberarle,
otros que no existe,
que jamás ha existido.
Unos dicen que hay que arrodillarse,
porque los tiempos lo aconsejan.
Otros, esperan despertar un día convertidos en grillos.
Y si Prometeo no fuera uno
sino muchos
que todavía no lo saben,
ya es hora pues de saberlo,
que Prometeo está en todos los sitios
y que esta vez no regresará para entregarnos el fuego
ni la esperanza ciega
sino para acabar con el miedo y el sufrimiento