Algunos dicen que el abismo ha llegado,
que una gigantesca brecha separa el aquí y el allá.
¿Esa es la frontera abisal de la que todo el mundo habla?
A mis ojos, no existe.
Sólo veo la realidad cambiando de forma, mutando.
Quisiera que esa nueva forma fuera dulce y atractiva,
que exudara la amabilidad que espero. El futuro no merece otra cosa.
Y entonces me asalta la intuición enorme,
que lo real sólo tendrá la forma que brote de mis labios y de mis manos.
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