Parecía una estatua, que nada iba a pasar, que echaría raíces,
y que moriría más tarde arrugado por el mandato del tiempo
hasta alcanzar el olvido.
Me asusté cuando de mi boca salió un rayo,
cuando la nada comenzó a cubrirse de rostro.
Cuando arrastrado por la inmensa corriente, sentí,
que algo se quebraba,
y desde el mismo fondo del ser,
alguien estaba naciendo.
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