Dormido, pero con ganas
de caer en la tierra fértil del millón de libros,
de ser arrastrado por las poderosas fuerzas que palpitan en el interior del ser.
Una mujer por ejemplo.
O unas letras.
Será porque es vacaciones y el cuerpo se me dispara.
La historia maravillosa que ponga el universo del revés.
La de un hombre que ha regresado del cielo.
Sí, del cielo, que ahora existe, de reglas muy estrictas.
Reglas que jamás nos han sido entregadas.
No es fácil entrar al cielo, ya os lo digo.
Y aquí, algunos de los mandamientos nunca dichos:
Decir que no, por ejemplo,
No al trabajo, que encadena.
No a la orden, por ejemplo, que rebaja.
Y sí a todas horas.
Ay.
Qué pocos espíritus hay en el cielo.
Pocos.
Pero es porque no lo sabíamos.
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