pero se me ha olvidado.
Tengo algunas excusas,
un orzuelo en constante disminución,
un trabajo ajetreado, y casi pierdo el tren de las diez.
Yo quería descender por la ciudad hasta Carabalchel Alto,
caminar errante por la ciudad,
reponer las fuerzas en tabernas,
pero llovía,
y mi chubasquero no iba a poder soportarlo.
Además llevaba sandalias.
Alguien me ha escrito una carta
y no podía abrirla hasta llegar a casa,
y me apetecía tanto abrirla y descubrir sus palabras
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