Despertó un día con las manos y los pies verdes.
Al parecer todo lo que pisaba y tocaba lo convertía en hierba
Cuando paseaba por la Gran Via de Mandril
la calle se cubría de césped
y hierbajos
¡Y qué contentos se encontraban los saltamontes
y los caracoles!
Cuando le detuvieron,
¡qué preciosa era la celda
y la prisión cubierta de flores de primavera!
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