Se me salió el alma inesperadamente
como una pompa,
por la boca,
una mañana de agosto
arrastrada por la corriente hasta llegar al cielo,
lejos de las miradas.
Y ahora no tengo alma,
pero me entretengo rebuscando todos los días
entre las nubes,
con mis palillos chinos,
por si acaso un algún día regresara.
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