Abandono palabras en el parque,
en una cuartilla doblada
en los asientos
de un vagón del metro
Las entierro en buena tierra,
no para olvidarlas,
sino para que broten vigorosas
con el buen tiempo
Las apunto en un cuaderno
y las reescribo en la playa
para que el mar las borre
o las disuelva
o las entregue a lejanos puertos
15/ 2/ 2011
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