martes, 29 de enero de 2013

Trabajo en una fábrica de bombillas

Al final se quedaron con un sol
que jamás se ponía

y yo me quedé viviendo en la parte del mundo 
más oscura,
y aunque tenía la linterna de mi padre
-que se la entregó un miliciano de las brigadas internacionales
antes de largarse de España-
tenía la bombilla fundida.

Aquí siempre es de noche

Entraron a nuestro cuarto con violencia cuando estábamos dormidos
y dispararon contra nosotros
y se llevaron el sol

Y se llevaron el sol
y nos dejaron la noche

La noche que pesa mucho y nunca termina

digan lo que digan
es durante el día cuando se escribe la poesía









No hay comentarios:

Publicar un comentario