que jamás se ponía
y yo me quedé viviendo en la parte del mundo
más oscura,
y aunque tenía la linterna de mi padre
-que se la entregó un miliciano de las brigadas internacionales
antes de largarse de España-
tenía la bombilla fundida.
Aquí siempre es de noche
Entraron a nuestro cuarto con violencia cuando estábamos dormidos
y dispararon contra nosotros
y se llevaron el sol
Y se llevaron el sol
y nos dejaron la noche
La noche que pesa mucho y nunca termina
digan lo que digan
es durante el día cuando se escribe la poesía
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