pero tú no me ves.
Y de repente me falta el aire.
Comienzo a imaginar sucesos,
pequeños milagros,
reconstrucciones mágicas de la ciudad,
y de repente, mi vida toma una bifurcación que yo no esperaba.
Y nos lanzamos enloquecidos al vacío,
sin saber cuando llegaremos a la Nada.
Habremos dejado en Mandril algunas huellas,
quizá no importen a nadie,
quizá permanezcan indelebles durante miles años
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