He empezado las clases y el profesor me ha parecido un gilipollas.
Después he llegado a otro país,
a una ciudad,
a un barrio laberíntico que se parecía al de mi infancia
y he entrado a un pequeño teatrito perdido.
No había nadie,
y los intérpretes han actuado para mi.
Y he aplaudido,
solo.
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