lunes, 11 de noviembre de 2013

Entre alegre y triste

Quedamos para tomar vinos y acabamos en tu cama,
me diste la mano y yo me dejé llevar.
No pude darte el placer pero me abracé a ti como si fueras un oso
o una nube,

y me invitaste a un café y no paré de hablar.

Permanecí placido durante el día,
quise perderme por Madrid
en un paseo sin fin
y sin embargo llegué a casa.

Al caer la noche
entre alegre y triste,
me entraron ganas de reír
o de llorar







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