domingo, 22 de diciembre de 2013

No despertar con un carámbano clavado en el pecho

Me gustaría saltar este  invierno
para no despertar un día
con un carámbano clavado en el pecho.

Me gustaría dar dos pasos y salir al mundo,
quemar el negocio del lotero,
liberar a mis esclavos,

fumar en mi pipa con un tabaco
que yo mismo he cultivado.

Me gustaría comprarme un guante blanco
para llevarme un dinero
que nadie sabe donde está.

No me mires así,
que no quiero ser Koplowitz ni Botín,
ni arder en la hoguera,
ni dormir congelado.

Hay días que me apetece levantar puentes o quemarlos,
vestirme de topo,
caminar con un túnel oscuro durante unos días
y llegar a un lugar luminoso.
Una tierra nueva.

Pero es muy oscuro el túnel
y no me quedan velas,
solo el montón de excusas de los cobardes








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