El bosque arde.
Las risas ocultan el llanto de los hombres atrapados por las llamas.
En el templo
damos las gracias por estar vivos.
El fuego se mantiene alejado,
sin embargo,
el enorme dintel y las columnas caen sobre nosotros
Alguien sonríe,
no tiene rostro,
desapareció en el sueños de los otros.
Dibujo a lápiz una virgen que emerge de entre los flujos
de un enorme moco verde
Me llama para besarla
y me aproximo a sus labios de carmín y azurita,
que no son otra cosa
que un ejército de cochinillas muertas.
Y el moco verde continúa su camino tragándoselo todo,
haciendo ruido al masticar
con aquellos días felices leyendo libros
Alguien llora,
no tiene rostro,
desapareció en el sueño de los locos
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