Si me empujas señor, si me empujas al abismo,
caeré entre algodones.
Si caigo al precipicio, señor,
si caigo,
miles de labios besarán mis labios.
Y me levantaré de nuevo,
pero ya no estaré jamás a tu lado,
pasaré mis últimos dias en el mundo nuevo
Solo un consejo:
electrifica tus alambradas de espino,
protege tu palacio,
enciérrate en una habitación del pánico
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