Yo tenía un rey
lleno de granos en la frente,
tartamudeaba,
y a penas media un metro de altura.
Un día al mes,
se subía en el camión de la basura
y recorría la ciudad
bajaba a la mina
y cuando estaba triste
se perdía en la espesura del bosque
Leía un libro cada quince días
y recitaba ante la nación
su propio comentario de texto
El primer día del año siempre era entrevistado
y durante seis horas se le administraba
el suero de la verdad
Sus declaraciones eran publicadas
en todos los diarios de este mundo
Yo tenía un rey al que rendía pleitesía.
Su lecho estaba cubierto siempre de flores
y el joven más hermoso del país
pasaba la noche junto a él
Y componía himnos a su memoria
mucho tiempo antes de que se extinguiera
Pero un día,
de repente,
se fue
mi rey, que no tenía dientes
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