He abierto el cacharro donde guardo mi corazón
y se ha puesto muy contento en cuanto me ha visto,
le espolvoreado de promesas y sueños futuros
y se los ha comido
¡Tiene tanto hambre el pobre!
Y me espera sentado sobre la mesa de estudio
mientras repaso la gramática,
y él me mira
y yo le miro
y esta no es manera de estudiar.
Se me cae el bolígrafo de las manos
y llevo más de una hora
tratando de pasar a la siguiente página
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