Cada cuarenta y cuatro años
el espíritu santo llega a Mandril,
y pasa unos días en la ciudad
en busca de niños de ocho años,
para acariciarles con el dedo la frente
y suspendan las matemáticas
y se aterren de la muerte
Allá va el espíritu santo
con sus gafas de culo botella,
su pantalón vaquero
y su camisa a cuadros,
dejando pequeños creadores de mundos a su paso
Si quieres que tus niños sean tocados por el espíritu santo
hoy es el día,
pero ten cuidado,
mañana será tarde
El espíritu santo desaparecerá en la espesura del parque
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