He enviado una carta al hombre futuro,
confiado,
con los bolsillos rebosantes de segundos,
minutos
y años
porque son suyos.
Nadie volverá a arrancárselos.
Pero pudiera ocurrir
que mi carta permaneciera perdida,
olvidada entre los escombros
de un tiempo brumoso
¡Los campos deberían estar ya en flor!
Y sin embargo el hombre recorre las tierras yermas
de un mundo que jamás nació
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