viernes, 19 de julio de 2013

Cómo ser un hombre de fortuna


Lo sé, huelo a sexo
que embriaga el autobús nocturno

y escribo mensajes amorosos,
erotizado,
cubierto de besos
en la madrugada
sin temor a hacer el bien  o el mal.

Llego a casa.
Me desnudo.
Bebo un vino.
Enciendo un cigarro
y doy las gracias a la providencia

por ser un hombre afortunado




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