Parece una isla misteriosa, pero no lo es.
Su tierra es buena, como la mía,
y su aire, me envuelve como en un abrazo.
Qué agradable es pasear por las tierras fértiles de Ávalon.
Y la isla se turba,
se inquieta
por las cosas de los hombres.
Parece que llorara.
Y me regala sus frutos
y sus semillas
que yo guardo en mis bolsillos.
Y si digo que me gusta,
y que la quiero,
Avalón se estremece.
La isla está viva
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