La isla me querrá hasta septiembre
y yo seré un hombre dichoso mientras tanto,
comeré sus frutos, guardaré su tierra buena,
y llevaré siempre algunas semillas
que germinarán en este alocado mundo.
Escribiré palabras preciosas en sus playas
sin temor a que las borren los mares,
y me bañaré en sus inquietas aguas desnudo
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