recuerdo que hablé contigo durante un par de horas,
que mis palabras trémulas parecían las de un personaje salido de una comedia
y que me gustó tu acento,
aunque dijiste cosas que no comprendo,
que es tiempo de unir,
que lo material no importa.
Me pregunto el por qué debería ser amigo de un señor que me abre las ventanas para que me llegue el frío,
por qué debería abrazarle si desea quemar el bosque donde vivo,
Me pregunto si lo material no importa,
si caminar descalzo no es importante.
Me pregunto qué es el diálogo si soy mudo,
si por las noches, cuando duermo o estoy agotado, me corta la garganta para que no hable.
Me hubiera gustado charlar contigo un rato más sobre la realidad,
que me explicaras como unir sin convertirme en sombra,
qué hacer para que lo material y lo inmaterial no pesara tanto sobre los cuerpos.
Y sin embargo, de repente, te evaporas.