Convertirme en arte para escapar
del eterno retorno,
del trabajo garantizado.
Convertirme en arte,
en una exposición temporal, más tarde permanente.
Ser parte de la colección.
Caer en el abismo del sótano,
de los fondos,
en la negrura del museo, donde jamás se es visto.
Reproduciéndome a mí mismo,
como un loco.
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