Desde el mismo momento en el que uno decide ser poeta comienzan las dificultades: no sé francés, mi camiseta a rayas ha encogido, mi pipa ha desaparecido durante la mudanza.
lunes, 2 de marzo de 2015
Cuando yo era zurdo
En los tiempo del brazo roto
nunca tenía sueño durante el día.
Leía libros al Sol,
escribía obras de teatro y quedaba con los amigos.
Me dormía a las doce en punto, como en un milagro.
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