Pasar la mañana en uno de los últimos reductos del socialismo
que todavía no ha sido cercado.
Ningún empleado precarizado a la entrada, exigiendo el pago,
ni la sombra de financiero alguno planeando sobre los niños del futuro, todavía.
Las gentes parecen felices en el parque, quizá lo sean.
Es extraño, ¿no decía el periódico que había fracasado?
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