Un bombardero sobrevolando el gran Mandril,
y yo, en un cruce de caminos:
esa encrucijada entre el hombre solitario
y tu valle fértil de las ideas
que solo será posible alcanzar mediante el azar y las oposiciones.
Imagino el camino hacia tus palabras,
el deslizamiento hacia tu cuerpo,
la inevitable caída hacia ese lugar donde seré visto.
Coger aire, un rotulador, y escribir que
el atrevimiento es la consigna.
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