Tengo que cuidarme
hablarme
besarme
tocarme
vivir sin miedos
iniciar la ingente y apasionante tarea de reconstruir Mandril
Tengo que tocarme
reconocer cada uno de mis poros
regar mi mente
bailarme
ver el mundo cabeza abajo
estimular mi cuerpo
acompañarme de vida
ir de visita a cada uno de mis recuerdos
fabricar recuerdos nuevos
Y si nadie se atreviera a colocar la primera piedra del nuevo Mandril
ser yo,
si yo,
el que deposite en una cajita
los saludos a los niños del porvenir
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