Desde el mismo momento en el que uno decide ser poeta comienzan las dificultades: no sé francés, mi camiseta a rayas ha encogido, mi pipa ha desaparecido durante la mudanza.
miércoles, 10 de agosto de 2011
Viaje por mar
He llegado hasta aquí arrastrado por las olas del pasado
me resulta imposible conocer a que lugar del futuro
me llevarán las olas del ahora
Me voy a poner cursi... pero es que eso es precisamente lo bonito de vivir... si supiésemos exactamente a dónde vamos, el camino sería bastante aburrido, y además no haríamos apenas caso de lo que nos vamos encontrando mientras lo recorremos... mola más ir a la deriva...
Si, ¡estoy viendo una playa! ¡Sus habitantes me invitaron ayer a tomar café! Y ahora no sé, ¿me permitirán pasar algunos días más con ellos o deberé enbarcame otra vez?
¿Si? ¡Qué bién! Porque ahora que he pasado dos días en la isla, más me apetece recorrerla para conocerla, subir a una palmera y comerme un coco, por ejemplo. Hay sombra fresca, así que creo que no me voy a quemar con el sol
Pero ten cuidado al alejarte de la playa, que me han dicho que en la selva interior habitan fieras terribles, que, hambrientas y famélicas por la falta de alimento (casi nadie se atreve a aventurarse tan lejos de la orilla), acechan a todo aquel que osa invadir su territorio. Y eso sin mencionar las tormentas tropicales que la azotan cuando menos te lo esperas, que no respetan ni las estaciones, ni las leyes de la meteorología. No vayamos a tener una desgracia...
Pero a pesar de los miedos, igual tengo que adentrarme en el interior de la isla. La aventura merece correr el riesgo para descubrir las maravillas del interior. No sé si estaré a la altura de tal empresa. De momento voy a quedarme en la playa tomando el sol y comiendo un coco, pero a finales de agosto es probable que me encamine hacia la aventura interior
Me voy a poner cursi... pero es que eso es precisamente lo bonito de vivir... si supiésemos exactamente a dónde vamos, el camino sería bastante aburrido, y además no haríamos apenas caso de lo que nos vamos encontrando mientras lo recorremos... mola más ir a la deriva...
ResponderEliminar¡Dentro de dos horas y media iré de nuevo a la deriva!
ResponderEliminar¿Y...? ¿A dónde has llegado? ¿Se divisa tierra?
ResponderEliminarSi, ¡estoy viendo una playa! ¡Sus habitantes me invitaron ayer a tomar café! Y ahora no sé, ¿me permitirán pasar algunos días más con ellos o deberé enbarcame otra vez?
ResponderEliminarYo estoy convencida de que no te querrán perder de vista tan pronto. Habrá más cafés (y más cervezas), seguro.
ResponderEliminar¿Si? ¡Qué bién! Porque ahora que he pasado dos días en la isla, más me apetece recorrerla para conocerla, subir a una palmera y comerme un coco, por ejemplo. Hay sombra fresca, así que creo que no me voy a quemar con el sol
ResponderEliminarPero ten cuidado al alejarte de la playa, que me han dicho que en la selva interior habitan fieras terribles, que, hambrientas y famélicas por la falta de alimento (casi nadie se atreve a aventurarse tan lejos de la orilla), acechan a todo aquel que osa invadir su territorio. Y eso sin mencionar las tormentas tropicales que la azotan cuando menos te lo esperas, que no respetan ni las estaciones, ni las leyes de la meteorología.
ResponderEliminarNo vayamos a tener una desgracia...
Tendré cuidado.
ResponderEliminarPero a pesar de los miedos, igual tengo que adentrarme en el interior de la isla. La aventura merece correr el riesgo para descubrir las maravillas del interior. No sé si estaré a la altura de tal empresa. De momento voy a quedarme en la playa tomando el sol y comiendo un coco, pero a finales de agosto es probable que me encamine hacia la aventura interior