Estoy contento y no sé por qué.
No es que el ser humano, agotado y con sueño,
haya decidido dormir un poco más y descansar.
No ha llegado el día de la creación,
del fin de toda destrucción.
Todavía no ha ocurrido.
No ha llegado el tiempo
de las mujeres,
ni el de los hombres,
todavía,
no disponemos de los minutos necesarios para el paseo
y el pensamiento.
No hay silencio suficiente en nuestras vidas.
Y sin embargo estoy contento,
no sé por qué,
a pesar de recorrer mis cuarenta y seis años a ciegas,
una intuición me ha llevado hasta aquí,
como si pudiera ocurrir todo.
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