Algún día seré un buen hijo.
Qué mínimo que zambullirme en el agujero negro de la nada.
Lanzarme en busca del tiempo
para devolver la juventud a mi madre.
Atravesar las tierras yermas de la muerte,
para rescatar a mi padre.
Mientras tanto ir de paseo.
Ir a comer al chino.
Merendar rosquillas tontas y listas con mis hermanos.
Despedirme de mamá, a las ocho en punto,
antes de que caiga noche.
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