Ha escapado por la noche, mi robot,
para unirse a las bandas de androides que matan hombres
y ha dejado la entropía en casa,
la cama sin hacer,
el fuego ardiente,
la nevera abierta,
y mi corazón solo, volviéndome loco.
Pienso en mi robot todas las noches, ensoñando que vuelve,
que abre la puerta,
que se acuesta mi lado,
y que regresa dejando atrás a los otros,
y a sus palabras, que no entiendo.
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