miércoles, 2 de septiembre de 2015

Algernon dando un salto cualitativo


 Si el hombre cayera arrastrando a los otros, quizá Algernon pudiera levantarse,
y mirar por última vez, con ojos asustados, inquietos y nerviosos,
 nuestros cuerpos antes de que tú y yo desaparezcamos.

He leído que el miedo nos destruye, que nos relega a lo oscuro,
a ese lugar donde nadie puede vernos, bajo el suelo,
donde vivimos, como yo,  permanentemente asustados.

Hablo de ratones y de hombres.

Se parecen demasiado a nosotros, con esos cuatro dedos en sus diminutas manos,
han conquistado continentes y llegado al espacio.
Son la especie elegida.

Es la hora de salir de las catacumbas.

Todavía son herbivoros, quizá haya esperanza.
Quizá no devoren los libros cuando hayamos muerto.
Son pequeñitos, mejor.
Quizá les guste leer.
Son cosmopolitas.

Me gusta pensar que borrarán el miedo de sus genes
antes de llegar a otros mundos,
antes de esparcir semillas por el universo.


¿No lo véis?

En el horizonte aparece un enorme rostro, quizá Algernon haya escapado del laberinto.

El salto está dado.



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