Cuando me resucitéis, hombres del futuro, levantad un escenario a medida de mis sueños,
pero que sean dulces, otra vez,
y devolvedme la memoria
y a mi madre,
pero que jamás muera.
Hacedme de barro, si es que ya no os queda más carne,
y tocad con vuestros dedos mi frente y decid bien alto la palabra mágica
que todos esperamos.
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